Escrito por Edmundo García* (Tomado de Cuba Sí).
La razón alegada es la supuesta agresión que estos peloteros
cometieron contra una persona en Winnipeg, Canadá, en los Juegos
Panamericanos de 1999
Hace dos meses, y gracias a
que su promotor Alejandro Cantón es un fiel y activo oyente de nuestro
espacio, el programa La Tarde se Mueve informó en primicia que se
estaban organizando por lo menos par de juegos, en Miami y Tampa, para
celebrar los 50 años de la fundación de Industriales. Un equipo
emblemático con el que todo el mundo quiere topar y por supuesto ganar.
El beisbol es una pasión del cubano donde quiera que esté y la política
también. Las dos cosas a la vez, ya pueden imaginar. Así que el
empresario Alejandro Cantón tenía que estar consciente de que a pesar de
la intención eminentemente deportiva de hermanar en un terreno a
peloteros que han jugado para Industriales y hoy residen dentro y fuera
de la isla de Cuba, este sueño de muchos iba a recibir la embestida de
la extrema derecha de Miami, siempre insaciable.
El programa de Ninoska
Lucrecia Pérez Castellón en Radio Mambí ha devenido en el cuartel
general contra ese evento deportivo. La locutora ha dedicado ya varios
programas a atizar el odio contra los peloteros industrialistas los
cuales, por cierto, ella desconoce, como desconoce a Cuba. Con lo que
Ninoska ignora de Cuba se puede reescribir la Enciclopedia Británica. Su
estratagema no cambia: después de media hora de destilar odios y
falsedades abre los micrófonos para que algunos de sus más intolerantes y
batistianos oyentes desahoguen su resentimiento. También se han
prestado vergonzosamente para la difamación algunos personajes que han
conocido, disfrutado y hasta escalado gracias a la pelota
revolucionaria, como es el caso del señor Orlando Chinea, un ex
entrenador de pitcheo que en un programa de Ninoska Lucrecia se despachó
sobre sus antiguos compañeros de equipo y como si fuera un
representante electo o un líder religioso dijo que en Tampa nadie iba a
jugar. Este señor Chinea se ha dedicado sistemáticamente a ganar méritos
como crítico del beisbol cubano; en una entrevista con el periodista de
El Nuevo Herald Jorge Ebro, publicada en ese periódico el día 20 de
octubre del 2012, el propio Chinea alardeó que salió por el mar y con él
sacó al menos a un pelotero: “Sí, yo traje a Kendris Morales. Lo fui a
buscar a la Habana y lo ayudé a venir acá.” Esa operación podría
calificar como tráfico humano, un delito penado en Estados Unidos e
internacionalmente; y a confesión de parte, relevo de pruebas. Es lógico
que personajes así estén en contra del juego de homenaje al equipo
Industriales y que estén en contra de la normalización de relaciones
entre Cuba y Estados Unidos, porque si esto sucede su trapicheo con
jóvenes prospectos del deporte cubano se les puede ir abajo.
Pero los extremistas han
inventado otro ataque. Ellos por definición están contra el juego, de
eso a nadie le quepa duda; aunque con cinismo algunos dicen que no están
en contra del evento en sí, que no están en contra de que vengan a
Miami los jugadores de Industriales que viven en Cuba sino solo dos de
ellos: El ex jardinero Javier Méndez y el ex segunda base Juan Padilla.
Es mentira: no quieren a ninguno de ellos aquí aunque hagan énfasis en
esos dos. La razón alegada es la supuesta agresión que estos peloteros
cometieron contra una persona en Winnipeg, Canadá, en los Juegos
Panamericanos de 1999; pero antes de aclarar esto déjenme hacer un breve
recordatorio histórico.
Las agresiones contra el
deporte revolucionario se remontan por lo menos a los X Juegos
Centroamericanos y del Caribe de 1966 en Puerto Rico donde a la
delegación cubana se le obstaculizó su arribo a la sede teniendo que
entrenar a bordo del buque Cerro Pelado donde había llegado. Tras lograr
desembarcar los deportistas cubanos tuvieron que padecer ofensas y
amenazas ejecutadas por contrarrevolucionarios ya asentados en la
hermosa isla caribeña.
En octubre del año 1999 el
triple campeón olímpico y mundial Teófilo Stevenson fue objeto de una
provocación en el Aeropuerto Internacional de Miami. A pesar de haber
tratado el incidente con prudencia no pudo impedir que se le difamara en
los peores círculos miamenses. El propio Stevenson relató a la prensa
que el 23 de octubre, sábado, había arribado a la terminal aérea desde
Washington DC donde participó en un homenaje a un amigo suyo, el también
boxeador y campeón del mundo Muhammad Ali. Cuando estaba chequeando un
señor que nada tenía que ver con las autoridades del aeropuerto se le
acercó exigiéndole el boleto y luego empezó a ofenderlo. Al caérsele el
pasaje durante el incidente, el deportista cubano se agachó a recogerlo y
dada su estatura le da un cabezazo que el hombre no asimiló. Pues ese
suceso bastó para armar una enorme alharaca e inventar una demanda que
por supuesto no llegó a nada. El campeón cubano falleció recientemente
en La Habana rodeado de la admiración de su familia y de su pueblo.
También hubo un incidente agresivo durante el juego de vuelta del tope
amistoso entre la selección nacional cubana de beisbol y el equipo de
grandes ligas Orioles de Baltimore el 3 de mayo en el Camden Yards,
cuando un juez cubano fue agredido por un contrarrevolucionario. El
provocador se puso tan fatal que el árbitro cubano, que al parecer sabía
algo de artes marciales, le dio un estrellón en medio del terreno que
parecía una exhibición de judo parte al espectáculo. Como con Stevenson y
muchos otros, la contrarrevolución amenazó con acciones y demandas
contra el colegiado cubano y nada ha pasado; incluso se comenta que el
referido árbitro reside hoy en Miami y hasta oficia tranquilamente
muchos juegos en la ciudad. El copresentador de La Tarde se Mueve Eddie
Levy, quien estuvo ese día en Baltimore, ha dicho con toda razón que los
deportistas cubanos deben defenderse de las acciones de personas que
han demostrado su violencia más de una vez. Las propias autoridades
norteamericanas lo entienden, por eso se llevan detenidos a los
verdaderos agresores y no a los deportistas.
Así que ya pueden imaginar
a dónde irá a parar la famosa demanda que amenazan con interponer
contra los peloteros industrialistas Juan Padilla y Javier Méndez,
quienes cuentan con muchísimos admiradores en Miami. Les aclaro ahora lo
que realmente sucedió con estos peloteros. En el juego final de la
competencia de beisbol de los Juegos Panamericanos de 1999 en Winnnipeg,
celebrado en el Can West Global entre equipo anfitrión y Cuba, una
persona conocida en el ambiente miamense como “Tintorero”, un vocinglero
del estilo del actual Miguel Saavedra (el hombre de la aplanadora y la
mandarria machuca discos), saltó al terreno con un cartel increpando a
los visitantes. Como la llegada de la policía demoraba, Méndez, Padilla y
otros peloteros trataron de manejar la situación. Hay que agregar que
durante toda la competencia la dirección del Comité Olímpico de Cuba se
había quejado de la deficiente seguridad y del acoso que los talentos
cubanos estaban sufriendo diariamente. Hay suficiente información
disponible sobre lo sucedido.
Como no se puede dejar
cabos sueltos, indagué en el día de hoy con el abogado John de León,
miembro de la American Civil Liberties Union (ACLU) y este dijo que
cualquier tipo de demanda hay que presentarla antes de los 120 días del
hecho; y una vez presentada, si no se ventila, prescribe a los cuatro
años. Así que según el abogado esto se queda como siempre en una
amenaza. Yo creo que están tratando que Cuba no envíe al equipo para
evitar problemas; pero de cualquier forma aquí no va a pasar nada. Si
los enemigos de la fiesta beisbolera tenían algún papel preparado ya
pueden comenzar a amasarlo hasta formar un rollito tubular, que después
se pueden fumar en la su feria de Cuba Nostalgia o introducírselo como
recuerdo en un lugar bien seguro.
*Periodista cubano residente en Miami