Es el más antiguo de La Habana, fundado en 1830. Se
encuentra ubicado en Monserrate entre Obispo y Obrapía, en el Centro Histórico
capitalino.
La casa fue inaugurada con el nombre de La
Fonda de la Muralla, cinco años más tarde se abrían las Puertas de
Monserrate de la gran mole que dividía a la ciudad en intra y extramuros y el
lugar adquiría mayor valor comercial.
A escasos metros de la obligada entrada y salida al centro
urbano, servía para mitigar la sed y el hambre de los transeúntes, muchos de
los cuales dejaban sus quitrines y calesas en una plazoleta aledaña frente a
la ermita de Monserrate.
Exactamente un siglo más tarde, en 1930, el
zaragozano José Currais, adquiría el bar restaurante, y lo bautizaba
con el nombre de su ciudad natal y lo especializaba en comida tradicional
española.
El lugar tiene un amplio y ambientado salón principal.
Considerado por muchos un referente entre los restaurantes establecidos
en La Habana Vieja, goza de fama por su gastronomía española y
su menú variado, desde carnes y pescados hasta frutos del mar como camarones,
langostas, cangrejos y almejas.
En sus records está la visita de famosos clientes como Federico
García Lorca, quien visitó La Zaragozana en 1930, Ernest Hemingway, Rocky
Marciano y Javier Sotomayor. También por personalidades del arte y la
literatura cubanos como Nicolás Guillén, Chucho Valdés y Tata
Güines.
El restaurante es animado por guitarristas, cantantes y
tríos, quienes logran para el cliente una visita más placentera.
(Con información de Ecured)
(Con información de Ecured)
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