lunes, 19 de marzo de 2018

Curiosidades. Barrio El Canal del Cerro. Su historia



Situado en el municipio Cerro en La Habana toma su nombre del canal o Acueducto de Fernando VII, antigua tubería de hierro fundido, de 20 pulgadas de diámetro. Sólida construcción con arcadas de cantería. Vistoso monumento en algunos tramos, fue el segundo acueducto que tuvo la ciudad desde 1935 y que no posee ninguna señalización o tarja que lo identifique y proteja.
Este barrio tiene una extensión territorial de 0,615 Km² y una población de 23 000 habitantes. Cerca de la casa situada en la Calzada marcada con el No. 1852, actual Museo Municipal se hallaba uno de los cerros o peñones que dio nombre, no solo a la calle, sino a la antigua estancia de los Rojas, al Camino Real a Vuelta Bajo, al barrio y en consecuencia, al actual municipio.
La urbanización más antigua se gesta en el entorno vial de la Calzada del Cerro. A principios del siglo XIX durante el mandato del capitán general Marqués de Someruelos, Don Salvador Salazar del Muso, se levanta una iglesia bajo la advocación del Salvador del Mundo. Ya en 1841 se aprueba la urbanización del reparto Moreno. De aquel trazado surgieron las edificaciones que aún perduran en la calle Santo Tomás, semejantes a los de la Calzada, con pórticos y columnas neoclásicas, sobrios portales y pasados portones de entrada; fueron de Albornoz (hoy en ruinas). Desde finales del siglo XIX la burguesía comienza a emigrar y el Cerro se trasforma en un barrio industrial y obrero.
Este consejo incluye parte de los nudos fabriles de Palatino y Buenos Aires, con la colosal productora de cervezas y maltas Tívoli, de la Cía Nueva Fábrica de Hielo y otras industrias.
En el Consejo Popular existen 92 unidades básicas de información territorial (UBIT). Se identifican 2 266 edificaciones, de las cuales 2 187 son de viviendas.
Surgen instituciones culturales humildes y obreras como: el centro de Estudios Sociales del Cerro (Bellavista#_361), constituido el 1ro de enero de 1911. Se proponían la creación de un teatro, biblioteca, escuelas y realizar todo tipo de actividades culturales para los obreros.
Fue antecedente de las escuelas racionalistas y de la Universidad Popular José Martí, que en marzo de 1924 estuvo provisionalmente en Cerro y Palatino. Aquí había estado el Cine Alaska y más tarde el Maravillas, uno de los principales de la ciudad y escenario de famosos artistas nacionales y extranjeros.
El Liceo Auténtico del Cerro (Armonía #415), arribó con la participación del combativo escritor Lorenzo Beci, director de la Revista Acción Cívica del Cerro y quien fuera desde 1982 hasta su muerte, el Presidente de la Asociación de Amigos del Museo del Cerro, otro órgano de prensa significativo fue el ¡Basta ya! de la juventud Guiterista de Cuba, dirigido por Lázaro Bethania. La etapa revolucionaria aporta al único escritor canalero que hasta ahora ha plasmado en su obra su barrio: Joaquín C. Santana, con sus recuerdos de la calle Magnolia.
Hubo sociedades llamadas de color como El Maine (San Salvador) y famosa por sus bailarines. También fueron celebres los salones del club cultural y artístico (Salvador#161) o el Blanco Herrera de la nueva fábrica de hielo, en Palatino. Pero ninguna entidad de tanto arraigo y popularidad como la que Santos Ramírez Arango hace reaparecer aquí para los carnavales de 1938 la comparsa El Alacrán. De las más contemporáneas jornadas de trovadores son los canaleros: Mando Sorín y Alberto Tosca.
Hoy en día el barrio se caracteriza por la fuerte presencia de las raíces afrocubanas, lo cual se refleja en la religiosidad de gran parte de sus habitantes y en sus manifestaciones culturales. Existen además grupos poblacionales creyentes de diversas religiones como católicos, bautistas, entre otros. (Con información de Ecured)









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