Cuànto anhelamos llegar a casa, abrir ventanas, encender ventiladores y ponernos esa bata ùnica, impresentable, rota, pero tan fresca como si estuviéramos desnudas; los hombres descamisarse, short y chancletas...
Asì de implacable es el sol que saluda esta Isla cada dìa, al cual le han dedicado canciones, y cuyos ùnicos remedios son respirar profundo, vestirse de manera mínima, las sandalias, el ventilador de frente y fijo, la ducha frìa, beber agua en cantidades, y, si lo desea, tòmese un buen cafè, prenda un incienso, haga algùn ejercicio de meditaciòn, y trate de imaginar el frìo.
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