Situado en las esquinas de las calles Cuba y Chacón, muy
cerca de la entrada de la Bahía de La Habana y de la Plaza de la
Catedral, en La Habana Vieja, Patrimonio Cultural de la Humanidad.
El nombre de la instalación está inspirado en el apellido
O'Farrill, perteneciente a una familia que asumió la construcción de la mansión
en La Habana Vieja, allá por los inicios del siglo XIX.
Este palacete de arquitectura neoclásica era la antigua
morada de don José Ricardo O'Farrill y O'Daly, rico comerciante del condado de
Longford en Irlanda y vinculado al lucrativo negocio del tráfico de
esclavos y dueño de ingenios azucareros, quien llegó a La Habana en 1715 y
fundó una de las familias más acaudaladas de la nobleza en la época colonial.
Un portón de caoba claveteado en bronce permite el acceso al
lugar, donde el característico patio interior lleva a una escalera de mármol
que conduce a los pisos superiores, todo ello iluminado por la luz que se
filtra a través de una claraboya del techo.
La labor de restauración devolvió a este Palacio sus
características originales, incluso aquellas que se agregaron con el transcurso
del tiempo y las funciones a las cuales se dedicó.
Cada 17 de marzo se celebra en el Hotel el día de San
Patricio, como un moderno homenaje a los descendientes y los amantes del
hermoso país de Irlanda. Durante varias décadas, sus descendientes se
destacaron por sus aportes en las actividades de la administración pública,
economía y cultura, además de los títulos nobiliarios. Fue construido a partir
de tres casas compradas por uno de sus descendientes: Rafael O'Farrill, pero no
llegó a estar concluido hasta 1832 gracias a José Ricardo O'Farrill y
O'Farrill, bisnieto de don Ricardo.
En épocas posteriores acogió a instituciones como el
Tribunal Supremo de Cuba.
Restaurada por la Oficina del Historiador de la Ciudad
de La Habana y perteneciente a la Compañía Habaguanex S.A., esta
edificación, de Grado Patrimonial I, comenzó las operaciones como Hotel
el 15 de noviembre de 2002, en vísperas del 483 aniversario de
la fundación de la capital cubana.
El Hotel, de categoría cuatro estrellas, dispone de 38
habitaciones (35 del tipo standard y tres juniores suites) y facilidades para
el ocio. La combinación de elementos arquitectónicos de los siglos XVIII,
XIX y XX en el decorado de cada uno de sus tres niveles es un
elemento distintivo de este Hotel. Varios de sus espacios han sido bautizados
con apelativos alegóricos al país norteño. Como atractivo singular cuenta con
el snack bar Chico O'Farrill, como homenaje a esta figura del jazz.
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