Mamey colorado (Pouteria
sapota). Conocido con otros nombres como zapote, sapote, mamey sapote o mamey rojo, pertenece a la familia de
las sapotáceas, al igual que la sapodilla o níspero venezolano, Manilkara
zapota, también llamado zapote o chicozapote. El mamey colorado no tiene
parentesco con el mamey de Santo Domingo, Mamme americana, de la familia
de las gutíferas, aunque su fruto se parece externamente; ni con
el sapote blanco, Casimiroa edulis, de la familia de las rutáceas.
Su centro de origen se extiende entre el sur de México y
el norte de Nicaragua. Se cultiva en toda América Central, Caribe y
norte de Sudamérica. En Cuba es muy popular en los huertos
familiares y es abundante en Guatemala. Es un árbol de
estructura abierta. Las hojas son obovadas, de 20 a 30 cm de largo y hasta 10
cm de ancho. Las flores son pequeñas, de color blanco o amarillo pálido
y se disponen agrupadas a lo largo de las ramas. El fruto puede ser redondo o
elíptico, de hasta 20 cm de largo, pudiendo sobrepasar los 2 kg de peso. Tiene
una piel áspera, gruesa, coriácea y de color marrón. La pulpa es cremosa y
dulce, de color salmón rojizo. Contiene de 1 a 4 semillas grandes, marrones,
brillantes y en forma de huso.Los frutos tardan dos años en madurar, por lo que
en el momento de la recolección es frecuente ver en un mismo árbol frutos
maduros, frutos de 1 año de desarrollo y flores que darán la tercera generación
de frutos.
El mamey colorado se consume en fresco, solo o en ensaladas
de frutas. Se suele usar para hacer batidos y helados. En Cuba es
famoso el batido hecho con pulpa de mamey, leche, hielo y azúcar.
También se usa en mermeladas, tartas, pudines y otros
postres. El mamey es rico en vitaminas A y C, potasio y fibras.
Es rico en hierro y
fósforo, ambos minerales esenciales para la correcta nutrición de
nuestro cuerpo. Por si fuera poco, el mamey tiene un alto contenido de vitamina A, fundamental en cuanto a la
formación y mantenimiento de la piel, el pelo y las membranas de las mucosas.
Entre sus beneficios están que promueve el crecimiento de los huesos, y ayuda a
tener una vista sana. Además, contiene altas cantidades de vitamina C,
nutrimento de efectos antioxidantes, lo que lo hace fundamental para la cicatrización, formación
del colágeno y reparación de cartílagos, huesos y dientes. Su característico color anaranjado es gracias
la gran cantidad de carotenos que contiene, estos poderosos antioxidantes son
esenciales para nuestra salud ya que protegen las células y mejoran el sistema
inmune del cuerpo humano. Respecto a la medicina tradicional, el mamey se usaba para eliminar la diarrea y tratar
problemas digestivos en general, así infecciones en los ojos y en
el cuero cabelludo.
Para disfrutarlo lo mejor es comerlo cuando es su temporada, que empieza en febrero y
termina las primeras semanas de julio. Una forma rica para incluirlo en
la dieta es en licuados, ya que gracias a su textura proporciona a una
untuosidad única pero también funciona genial en postres como el mousse.
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