(Fragmentos del artículo de Fidel Castro, publicado hoy por el diario Granma)
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"Días críticos no tardaron en presentarse para nuestra Patria, a 90
millas del territorio continental de Estados Unidos, después que una
profunda crisis golpeó a la URSS.
Desde el 1ro de enero de 1959 nuestro país asumió el mando de su
propio destino tras 402 años de coloniaje español y 59 como neocolonia.
Ya no existíamos como indígenas que no hablaban siquiera el mismo
idioma; éramos una mezcla de blancos, negros e indios que integrábamos
una nación nueva con sus virtudes y sus defectos como todas las demás.
Huelga decir que imperaban en la isla la tragedia del desempleo, el
subdesarrollo y un pobrísimo nivel de educación. Poseían conocimientos
inculcados por la prensa y la literatura dominante en Estados Unidos,
que desconocía, si es que no despreciaba, los sentimientos de una nación
que combatió con las armas durante décadas por la independencia del
país, y al final incluso contra cientos de miles de soldados al servicio
de la metrópolis española. Es preciso no olvidar la historia de la
“Fruta Madura”, imperante en la mentalidad colonialista de la poderosa
nación vecina que hizo prevalecer su fuerza y negaba al país no solo el
derecho a ser libre hoy, mañana y siempre, sino que pretendía anexar
nuestra isla al territorio de ese poderoso país.
Cuando en el puerto de La Habana estalla el acorazado norteamericano
Maine, el ejército español, integrado por cientos de miles de hombres,
estaba ya derrotado, como un día los vietnamitas derrotaron a base de
heroísmo el poderoso ejército dotado de sofisticado armamento, incluido
el “Agente Naranja” que a tantos vietnamitas afectó para toda su vida, y
Nixon, más de una vez, estuvo tentado al uso de las armas nucleares
contra aquel pueblo heroico. No en balde luchó por ablandar a los
soviéticos con sus discusiones sobre la producción de alimentos en aquel
país.
Dejaría de ser diáfano si no señalo un momento amargo de nuestras
relaciones con la URSS. Eso derivó de la reacción que tuvimos al conocer
la decisión de Nikita Jruschov a raíz de la Crisis de Octubre de 1962,
de la que el próximo mes de octubre se cumplirán 51 años.
Cuando supimos que Jruschov había acordado con John F. Kennedy la
retirada de los proyectiles nucleares del país, publiqué una nota con
los 5 Puntos que consideré indispensables para un acuerdo. El jefe
soviético conocía que inicialmente nosotros advertimos al Mariscal jefe
de la cohetería soviética que a Cuba no le interesaba aparecer como
emplazamiento de cohetes de la URSS, dada su aspiración a ser ejemplo
para los demás países de América latina en la lucha por la independencia
de nuestros pueblos. Pero a pesar de eso el Mariscal jefe de tales
armas, una persona excelente, insistía en la necesidad de contar con
algún arma que persuadiera a los agresores. Al insistir él en el tema,
le expresé que si a ellos les parecía una necesidad imprescindible para
la defensa del socialismo, se trataba ya de otra cosa, porque éramos por
encima de todo revolucionarios. Le pedí dos horas para que la Dirección
de nuestra Revolución tomara una decisión.
Jruschov se había portado con Cuba a gran altura. Cuando Estados
Unidos suspendió totalmente la cuota azucarera y bloqueó nuestro
comercio, él decidió comprar lo que dejara de adquirir ese país, y a los
mismos precios; cuando meses después aquel país nos suspendió las
cuotas de petróleo, la URSS nos suministró las necesidades de ese vital
producto sin lo cual nuestra economía sufriría un gran colapso: una
lucha a muerte se habría impuesto, ya que Cuba jamás se rendiría. Los
combates habrían sido muy sangrientos, tanto para los agresores como
para nosotros. Habíamos acumulado más de 300 mil armas, incluyendo las
100 mil que le ocupamos a la tiranía batistiana.
El líder soviético había acumulado gran prestigio. A raíz de la
ocupación del Canal de Suez por Francia e Inglaterra, las dos potencias
que eran propietarias del canal, con el apoyo de fuerzas israelitas,
atacaron y ocuparon aquella vía. Jruschov advirtió que usaría sus armas
nucleares contra los agresores franceses y británicos que ocuparon ese
punto. Estados Unidos, bajo la dirección de Eisenhower, no estaba
dispuesto en ese momento a involucrarse en una guerra. Recuerdo una
frase de Jruschov por aquellos días: “nuestros cohetes pueden darle a
una mosca en el aire”.
No mucho tiempo después, el mundo se vio envuelto en un gravísimo
peligro de guerra. Desgraciadamente fue el más grave que se ha conocido.
Jruschov no era un líder cualquiera, durante la Gran Guerra Patria se
había destacado como Comisario Jefe de la defensa de Stalingrado, actual
Volgogrado, en la batalla más dura que se ha librado en el mundo con la
participación de 4 millones de hombres. Los nazis perdieron más de
medio millón de soldados. La Crisis de Octubre en Cuba le costó el
cargo. En 1964, fue sustituido por Leonid Brezhnev.
Se suponía que, aunque a un precio alto, Estados Unidos cumpliría su
compromiso de no invadir Cuba. Brezhnev desarrolló excelentes relaciones
con nuestro país, nos visitó el 28 de enero de 1974, desarrolló el
poderío militar de la Unión Soviética, entrenó en la escuela militar de
su gran país a muchos oficiales de nuestras Fuerzas Armadas, continuó el
suministro gratuito de armamento militar a nuestro país, promovió la
construcción de una central electronuclear de enfriamiento por agua, en
la que se aplicaban las máximas medidas de seguridad y le dio apoyo a
los objetivos económicos de nuestro país.
A su muerte, el 10 de noviembre de 1982, le sucedió Yuri Andrópov,
director de la KGB, quien presidió los funerales de Brezhnev y tomó
posesión como Presidente de la URSS. Este era un hombre serio, así lo
aprecio, y también muy franco.
Nos dijo que si éramos atacados por Estados Unidos deberíamos luchar
solos. Le preguntamos si podían suministrarnos las armas gratuitamente
como hasta ese momento. Respondió que sí. Le comunicamos entonces: “no
se preocupe, envíenos las armas que de los invasores nos ocupamos
nosotros”.
Sobre este tema solo un mínimo de compañeros estuvimos informados ya
que era muy peligroso que el enemigo dispusiera de esta información.
Decidimos solicitar a otros amigos las armas suficientes para contar
con un millón de combatientes cubanos. El compañero Kim II Sung, un
veterano e intachable combatiente, nos envió 100 mil fusiles AK y su
correspondiente parque sin cobrar un centavo.
¿Qué contribuyó a desatar la crisis? Jruschov había percibido la
clara intención de Kennedy de invadir a Cuba tan pronto estuvieran
preparadas las condiciones políticas y diplomáticas, especialmente
después de la aplastante derrota de la invasión mercenaria de Bahía de
Cochinos, escoltada por buques de asalto de la Infantería de Marina y un
portaaviones yankis. Los mercenarios controlaban el espacio aéreo con
más de 40 aviones entre bombarderos B-26, aviones de transporte aéreo y
otros de apoyo. Un ataque sorpresivo previo, a la principal base aérea,
no encontró nuestros aviones alineados, sino desperdigados en diversos
puntos, los que podían moverse y los que carecían de piezas. Apenas
afectaron algunos. El día de la invasión traicionera nuestras naves
estaban en el aire antes del amanecer en dirección a Playa Girón.
Digamos solo que un honesto escritor norteamericano describió aquello
como un desastre. Baste decir que al final de aquella aventura solo dos o
tres de los expedicionarios pudieron regresar a Miami.
La invasión programada por las fuerzas armadas de Estados Unidos
contra la isla habría sufrido grandes bajas, muy superiores a los 50 mil
soldados que perdieron en Vietnam. No tenían entonces las experiencias
que adquirieron más tarde.
Se recordará que el 28 de octubre de 1962 yo declaré que no estaba de
acuerdo con la decisión inconsulta e ignorada por Cuba de que la URSS
retiraría sus proyectiles estratégicos, para los cuales se estaban
preparando las rampas de lanzamiento que serían un total de 42. Al líder
soviético le expliqué que ese paso no había sido consultado con
nosotros, requisito esencial de nuestros acuerdos. En una frase está la
idea: “Usted puede convencerme de que estoy equivocado, pero no puede
decirme que estoy equivocado sin convencerme”, y enumeré 5 Puntos que se
mantenían intocables: Cese del Bloqueo económico y de todas las medidas
de presión comercial y económica que ejercen los Estados Unidos en
todas partes del mundo contra nuestro país; cese de todas las
actividades subversivas, lanzamiento y desembarco de armas y explosivos
por aire y por mar, organización de invasiones mercenarias, filtración
de espías y saboteadores, acciones todas que se llevan a cabo desde el
territorio de los Estados Unidos y de algunos países cómplices; cese de
los ataques piratas que se llevan a cabo desde las bases existentes en
Estados Unidos y Puerto Rico; cese de todas las violaciones de nuestro
espacio aéreo y naval por aviones y navíos de guerra norteamericanos; y
la retirada de la Base Naval de Guantánamo y devolución del territorio
cubano ocupado por los Estados Unidos.
Es harto conocido igualmente que el periodista francés Jean Daniel
había entrevistado al presidente Kennedy después de la Crisis de
Octubre; este le contó la experiencia muy dura que había vivido, y le
había preguntado si yo realmente conocía el peligro de aquel momento. Le
pidió al reportero francés que viajase a La Habana, hablara conmigo y
esclareciese esa interrogante.
Este viajó a La Habana y pidió la entrevista. Lo cité esa noche y le
transmití que deseaba verlo y conversar con él sobre el tema, y le
sugerí conversar en Varadero. Llegamos al lugar y lo invité a almorzar.
Era el mediodía. Puse un radio y en ese instante un despacho glacial
informa que el Presidente había sido asesinado en Dallas.
Prácticamente ya no había de qué hablar. Yo, desde luego, le pedí que
me hablara de su conversación con Kennedy; él estaba realmente
impresionado con su contacto. Me dijo que Kennedy era una máquina de
pensar, estaba realmente traumatizado. No volví a verlo. Por mi parte
investigué lo que pude, o más bien supuse lo que pasó ese día. Fue rara
la conducta de Lee Harvey Oswald. Supe que este había tratado de visitar
Cuba no mucho tiempo antes del asesinato de Kennedy, y se supone que
disparó con un rifle semiautomático de mira telescópica contra un blanco
en movimiento. De sobra conozco el empleo de esa arma. La mirilla,
cuando se hace un disparo, se mueve y el blanco se pierde un instante;
lo que no ocurre con otro tipo de sistema de puntería de cualquier
fusil. La telescópica, de varios poderes, es muy precisa si el arma se
apoya, pero estorba cuando se hace con un objetivo en movimiento. Se
dice que fueron dos los disparos mortales consecutivos en fracción de
segundos. La presencia de un lumpen conocido por su oficio, que mata a
Oswald nada menos que en una estación de policía, conmovido por el dolor
que estaría sufriendo la esposa de Kennedy, parece una cínica broma.
Johnson, un buen magnate petrolero, no perdió un minuto en tomar el
avión en dirección a Washington. No quiero hacer imputaciones; es asunto
de ellos, pero se trata de que en los planes estaba involucrar a Cuba
en el asesinato de Kennedy. Más tarde, transcurridos los años, me visitó
el hijo del Presidente asesinado y cenó conmigo. Era un joven lleno de
vida que le gustaba escribir. Poco tiempo después, viajando en noche
tempestuosa hacia una isla vacacional en un sencillo avión, al parecer
no encontraron la meta y se habían estrellado. También conocí en Caracas
a la esposa y los hijos pequeños de Robert Kennedy, quien fue fiscal, y
negociador con el enviado de Jruschov y había sido asesinado. Así
marchaba desde entonces el mundo.
Muy próximo ya a terminar este relato, que coincide con el 13 de
agosto, 87 aniversario de su autor, ruego se me excuse de cualquier
imprecisión. No he tenido tiempo de consultar documentos.
Los despachos cablegráficos casi diariamente hablan de preocupantes temas que se acumulan en el horizonte mundial.
Noam Chomsky, según el sitio Web del canal de televisión Rusia Today,
expresó: “La política de Estados Unidos está diseñada para que aumente
el terror”.
“Según el prestigioso filósofo, la política de EE.UU. está diseñada
de manera que aumenta el terror entre la población. ‘EE.UU. está
llevando a cabo la campaña terrorista internacional más impresionante
jamás vista [¼ ], la de los drones y la campaña de las fuerzas
especiales’¼ ”
“La campaña de drones está creando potenciales terroristas.”
“A su juicio, es absolutamente asombroso que el país norteamericano
lleve a cabo por un lado una campaña de terror masivo, que pueda generar
potenciales terroristas en contra de uno mismo, y por otro proclame que
es absolutamente necesario contar con vigilancia masiva para proteger
contra el terrorismo.”
“Según Chomsky, existen numerosos casos similares. Uno de los más
llamativos, en su opinión, es el de Luis Posada Carriles, acusado por
Venezuela de la participación en un atentado contra un avión en el que
murieron 73 personas.”
Hoy guardo un especial recuerdo del mejor amigo que tuve en mis años
de político activo —quien muy humilde y pobre se fraguó en el Ejército
Bolivariano de Venezuela—, Hugo Chávez Frías.
Entre los muchos libros que he leído, impregnados de su lenguaje
poético y descriptivo, hay uno que destila su rica cultura y su
capacidad de expresar en términos rigurosos su inteligencia y sus
simpatías a través de las más de dos mil preguntas formuladas por el
periodista, también francés, Ignacio Ramonet.
El 26 de Julio de este año, cuando visitó a Santiago de Cuba con
motivo del 60 aniversario del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos M.
de Céspedes, me dedicó su último libro: Hugo Chávez Mi primera vida.
Experimenté el sano orgullo de haber contribuido a la elaboración de
esa obra, porque Ramonet me sometió a ese cuestionario implacable, que
pese a todo sirvió para entrenar al autor en esa materia.
Lo peor es que no había concluido mi tarea como dirigente cuando le prometí revisarlo.
El 26 de julio de 2006 enfermé gravemente. Apenas comprendí que sería
definitivo no vacilé un segundo en proclamar el día 31 que cesaba en
mis cargos como Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, y
propuse que el compañero designado para ejercer esa tarea procediera de
inmediato a ocuparlo.
Me restaba concluir la revisión prometida de Cien horas con Fidel.
Estaba acostado, temía perder el conocimiento mientras dictaba y a veces
me quedaba dormido. No obstante, día por día respondía a las
endiabladas preguntas que me parecían interminablemente largas; pero
persistí hasta que terminé.
Estaba lejos de imaginar que mi vida se prolongaría otros siete años
más. Solo así tuve el privilegio de leer y estudiar muchas cosas que
debí aprender antes. Pienso que los nuevos descubrimientos nos han
sorprendido a todos.
De Hugo Chávez faltaron muchas preguntas por responder, desde el
momento más importante de su existencia, cuando tomó posesión de su
cargo como Presidente de la República de Venezuela. No existe una sola
pregunta que responder en los más brillantes momentos de su vida. Los
que lo conocieron bien saben la prioridad que daba a esos desafíos
ideológicos. Hombre de acción e ideas, lo sorprendió un tipo de
enfermedad sumamente agresiva que le hizo sufrir bastante, pero enfrentó
con gran dignidad y con profundo dolor para familiares y amigos
cercanos que tanto amó. Bolívar fue su maestro y el guía que orientó sus
pasos en la vida. Ambos reunieron la grandeza suficiente para ocupar un
lugar de honor en la historia humana.
Todos esperamos ahora Hugo Chávez Mi segunda Vida. Sin él, la más auténtica de las historias nadie podría escribirla mejor.