El guayabo es un árbol relativamente pequeño, de hasta 8 m
de altura, que encierra en si mismo un tesoro inigualable, original de la América tropical
y es cultivada y naturalizada en Trópicos del Viejo Mundo. Se ha propagado
en Cuba de tal manera que forman extensos guayabales; por ejemplo, al
transitar por la carretera de Viñales en la provincia de Pinar
del Río, se observan los hermosos guayabos tapizando el paisaje, contrastando
con los mogotes que se divisan a lo lejos.
El fruto es carnoso de forma y tamaño variables en
dependencia de la especie o variedad. Son comestibles, presentan un valor
nutritivo de entre 38-66 calorías/100 gramos y son más ricos en vitamina C que
los cítricos, solo superados por la pulpa del marañón. Son utilizados
además como antiescorbútico debido a su riqueza en vitamina C. De piel
lisa y cérea. Color de la pulpa puede ser blanco, amarillo, rosado o rojo,
con sabor y textura variada, con olor característico. El sabor varía desde
dulce, ácido y muy ácido, en pocos casos insípido. El número de semilla oscila
y puede alcanzar hasta 500.
Beneficios de la guayaba:
Excelente para reforzar las
defensas del cuerpo ya que estimula la producción de glóbulos blancos. Ayuda a
combatir y prevenir enfermedades infecciosas. Muy útil para tratar afecciones
respiratorias como tos, bronquitis, asma, catarro, influenza, gripe, etcétera. Ayuda
a conservar el equilibrio adecuado en la presión arterial. Mejora la
circulación. Ayuda a combatir el colesterol. Buena para incluir en dietas de
diabéticos. Protege contra enfermedades infecciosas de los ojos. Favorece la
actividad de las enzimas reparadoras. Posee una ligera acción anti-coagulante.
Depura el organismo de toxinas o grasas nocivas acumuladas. Favorece la salud
de la piel. Ayuda a combatir contagios. Útil en las dietas de la tercera edad,
ayuda a vigorizar el cuerpo y a mantenerlo en buen estado de salud general. Finalmente,
la guayaba puede consumirse de muchas formas y con ella se pueden hacer
variadas preparaciones como jugos, aderezos, cócteles, mermeladas, dulces,
postres y salsas.
Al igual que la carne de
puerco y el café es imposible ocultar su exquisito olor.
Una receta especial y diferente:
Pescado frito con salsa de
guayaba: De 2 a 3 libras del pescado
entero de su preferencia ya limpio, ¼ de
taza de salsa de soya, una cucharada de
ajo bien picado, una cucharada de jengibre picado, jugo de 2 limones, ¼ de taza de aceite de canola, 2 ajíes pimientos, una cebolla grande, blanca o morada, en
rebanadas, 2 guayabas cortadas, para
decorar, una taza de jugo de piña fresco,
½ taza de perejil picado, 2 tazas de harina de maíz, pimienta negra al gusto, pizca de sal, aceite de canola para cocinar.
Preparación: En un recipiente, mezcla la salsa de soya, el
ajo, el jengibre, el jugo de limón y el ají. Marina el pescado en esta salsa
por 30 minutos. En una cacerola a fuego
alto, carameliza las cebollas con el aceite de canola. Y agrega las guayabas
para ablandarlas y darles sabor. Deja la salsa cocinando hasta que se reduzca a
la mitad de su volumen y ponlo en la licuadora o batidora. Licua o bate la mezcla
hasta que esté suave. Sazona y revisa el sabor. Calienta el aceite de canola en
una olla profunda a 400 grados. Saca el pescado de la salsa en que lo marinaste
y cúbrelo con la harina de maíz. Fríe el pescado de 3 a 5 minutos hasta que
esté dorado. Sazona con pimienta y pizca de sal. En una fuente grande coloca el pescado y
sírvelo cubierto con la salsa de guayaba. Decora con rebanadas de guayaba y el
perejil.
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