lunes, 2 de abril de 2018

Curiosidades históricas. Cojímar, barrio habanero



Localidad ubicada en el municipio La Habana del Este en la provincia La Habana. En 1555 tenía presencia de indígenas, de colonizadores españoles y de esclavos africanos germen de una futura población que caracterizó al territorio. El barrio de Cojímar perteneció hasta 1976 a la villa de Guanabacoa y desde entonces constituye parte del municipio La Habana del Este. Tiene una extensión territorial de 4.2 Km.
Tiene componentes, naturales, históricos y socioculturales; entre ellos el río Cojímar, la playa, el valle, la vegetación, el Torreón de Cojímar, perteneciente al sistema de fortificaciones de La Habana, contemplado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Limita al Norte, con el Estrecho de la Florida; al Sur, con la Avenida Monumental; al Oeste, con la Avenida que da acceso al Estadio Panamericano y al reparto Camilo Cienfuegos y al Este, con Alamar.
De esos oasis encantados de la costa de La Habana, quizá sea Cojímar actualmente el más modesto. Sin embargo, en el pasado, fue el que gozó de más brillantes días. Y fue, además, el único que dio a la historia de Cuba horas heroicas. Desde principio del Siglo XVIII ya Cojímar existía como una pobre aldea de pescadores, pero su vida histórica nace en 1762, por la valiente resistencia que entonces hicieran sus vecinos a las tropas inglesas que al mando del Conde de Albemarle desembarcaran en su costa. Como reliquia de la heroicidad de aquellos días, aún quedan el histórico castillo que tan bravamente se batiera con los invasores, y el lomerío que fuera testigo del coraje de Pepe Antonio.
Cojímar comienza a vivir sus más doradas horas a principio del Siglo XIX. Desde la Real Villa de Guanabacoa de la cual era, y es todavía en estos días, término dependiente y desde la Capital, llegaban los Capitanes Generales, altos oficiales y las más linajudas familias a tomar los baños y a gozar del clima saludable. Viviendas de recreo, hoteles y espaciosas residencias veraniegas se levantaron a lo largo de la playa, y se abrieron algunas calles por donde rodaban plácidamente calesas, volantas y quitrines.
Ya establecida la República, aún vio días en que el sol dorado fulguró sobre sus aguas. Fue allá por los años presidenciales del general José Miguel Gómez y el general Menocal. Entonces doña Pilar Somoano del Toro, dueña por esos tiempos de uno de los más famosos hoteles capitalinos, El Telégrafo, construyó en sus alrededores un hermoso establecimiento de veraneo, el Hotel Campoamor. Aun no soñaba alcanzar la joyante Varadero el auge que ha llegado a disfrutar en estos días, y Cojímar volvió a la moda. Desbordó de lunas de miel; contempló nuevamente las más poderosas familias; banqueros que buscaban unas breves horas de placidez en la agitación de sus negocios; ilustres hombres públicos criollos, restaurando en sus aguas los agotados nervios, destrozados en la abnegada lucha de hacer patria.
Posee no sabemos qué gozosa intimidad, sabe encantar con tan espiritual frescura y placidez, que no obstante la suntuosidad de las demás playas cercanas, en verano o en invierno no se encuentra en Cojímar una casa vacía, siempre está harta de residentes y sus aguas siempre llenas de bañistas. Pues, como panorama, es uno de los más hermosos rincones del norte de La Habana. Su clima es saludable. En sus alturas se levanta el Preventorio Martí, sanatorio para niños en estados pretuberculosos.
Su conjunto arquitectónico y natural es representativo del modo de vida de los pescadores, que surgió alrededor del Torreón de Cojímar a mediados del Siglo XVII. Es en este sitio en el que desarrolló su afición por el deporte de la pesca el novelista norteamericano Ernest Hemingway y es en este pequeño pueblo de pescadores, al este de la capital, donde ambientó Hemingway su novela más famosa y poética: El viejo y el mar. El lugar es bastante pintoresco, aunque la afluencia turística lo ha desvirtuado ligeramente. Se destaca en este escenario el restaurante Las Terrazas, donde solía comer el novelista con su amigo Gregorio, el capitán del Yate Pilar, con el que salía de pesca.
El Torreón de Cojímar es un antiguo fortín español construido en el surgidero como extensión de las defensas de La Habana, encargado de salvaguardar los alrededores del litoral en esa zona; su fecha de fundación se supone que haya sido el 15 de julio de 1649 y es a partir de entonces que quedó establecido el primer asentamiento poblacional del territorio. El poblado empezó con unos ranchos de pescadores, formándose poco a poco la aldea. En el año 1762 entró esta pequeña fortaleza en plena acción durante la invasión de los ingleses. Aunque no pudo hacer gran resistencia por no estar del todo bien equipado, si fue lo suficientemente defensivo para que las tropas extranjeras no pudieran usar la playa de Cojímar y tuvieran que desembarcar más al este de su protegida bahía.
El restaurante La Terraza, célebre sobre todo por la presencia habitual en él de Ernest Hemingway, se inaugura el día 20 de mayo de 1925. Esta apertura en función del esparcimiento posibilitó una mayor radicación de pobladores. Se construye en el año 1927 el hotel Loma Residencial, de mampostería, considerado uno de los más lujosos de su tiempo y van apareciendo las pequeñas pensiones y casas de huéspedes, con lo cual el turismo de sol y playa se instala definitivamente como la actividad que sustenta económicamente al poblado (Bridón, 2004). En el año 1945 comienza la construcción de la Vía Blanca, lo cual posibilitó el uso de las playas hacia el Este de la capital, las que cobraron una mayor importancia debido a su calidad y extensión.
En las proximidades hay un bello paisaje de terrazas escalonadas, llamado las Escaleras de Jaruco. Es esta una zona de protección marcada por el Consejo Nacional de Patrimonio Cultural. Cojímar cuenta con una población aproximada de 20 mil 400 habitantes.




Las Terrazas.

Monumento  a Hemingway.

Torreón. 


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