Con el nombre de Xanthosoma conocemos a un
género de alrededor de 50 especies de distintas plantas tanto tropicales como
subtropicales que pertenecen a su vez a la familia Araceae, nativas de América,
y entre las que nos encontramos con la deliciosa malanga, una
especie que los europeos encontraron. cuando llegaron al sur del continente, y
que finalmente llevaron a África hasta que se extendió su cultivo.
En aquellos momentos consistía en un tubérculo el cual era consumido
por los aborígenes. Sin embargo, la malanga que comemos hoy no es la misma,
pudiendo distinguir entre tres variedades de malanga distintas: la blanca y la
amarilla (ambas originarias de una especie perteneciente tanto a América del
Sur como a áreas del Caribe), y la malanga isleña (especie asiática).
No obstante, dependiendo del país en el que nos encontremos
su nombre variará enormemente. Así, mientras que en Colombia, Puerto Rico, Cuba
y España es conocida con el nombre popular de malanga, en Venezuela es conocida
como ocumo, en Panamá como otoe y finalmente en la República Dominicana como
yautía.
Sea como fuere, sobre sus distintos usos culinarios lo
cierto es que puede comerse sola, cocinada hervida o frita con ajos, en sopas,
purés o sancochos. Incluso puede ser utilizada para la elaboración de postres y
buñuelos. Pero si hablamos de una receta popular y clásica de preparación de la
malanga, consiste en su preparación sazonándola con ajo, perejil y frita en
aceite caliente. Beneficios de la
malanga: Desde un punto de vista nutricional la malanga es muy rica en vitaminas y
minerales, convirtiéndose así en una opción natural para aportar a
nuestro organismo esos nutrientes esenciales que tanto necesitamos cada día. Vitaminas: destaca sobre todo su
contenido en vitamina C, vitaminas del grupo B (en especial la B6) y la E. Minerales: Potasio, magnesio, fósforo
y manganeso. Muy rica en fibra: La
malanga es un alimento sumamente rico en fibra dietética. De hecho, una
ración de malanga aporta 7 gramos de fibra dietética (el 27% de la cantidad
diaria recomendada). Por tanto, se convierte en una opción natural excelente a
la hora de regular el tránsito
intestinal de forma totalmente natural al ayudar a acelerar el proceso
y a hacerlo mucho más regular. Además, actúa como preventivo y tratamiento nutricional. Ayuda a disminuir el colesterol: Precisamente por su contenido –y
aporte- en fibra dietética es una buena opción para niveles elevados de grasas en la sangre, en particular los niveles
de colesterol. Ideal para personas con hipertensión y la
salud cardiovascular.
Buena para el
sistema digestivo: Dado que la digestión de la malanga requiere y
necesita de una menor cantidad de ácidos estomacales (si lo comparamos con
otros tubérculos), se convierte
en un alimento beneficioso, porque ayuda a prevenir la enfermedad de reflujo gastroesofágico,
disminuyendo la sensación de ardor que aparece tanto en el pecho como en la
garganta.
Malanga sembrada. |
Malanga tubérculo (lo que se come) |
Exquisito puré de malanga. |
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