Clara Luz Domínguez Amorín
La raza
humana tiene un arma verdaderamente eficaz: la risa. (Mark
Twain)
No hay dudas de que la risa es
medicina esencial para la salud. Es fuente de relax, bienestar y desestresa. Si
la disfrutamos con colegas o amigos mejor aún. No hay nada que supere esa
carcajada compartida.
De hecho, las personas amargadas,
esas que jamás sonrían y deambulan con mala cara hacia todo y todos, padecen
más enfermedades, tanto físicas como psicológicas.
Pero, hay noticias nuevas, pues, Investigadores
del Centro de Mente, Cerebro y Comportamiento de la Universidad de
Granada (España) han descubierto que aquellas personas capaces de reír,
a menudo, de ellas mismas, presentan un mayor bienestar psicológico.
Los científicos han llegado a la
conclusión de que estas bromas acerca del propio ser, dan más felicidad y
autoestima a las personas, incluso influyen en la sociabilidad.
Sin embargo, depende del país, la
cultura y costumbres de ese pueblo, o sea, no les es grato o beneficioso a
todos. Existen quienes por su idiosincrasia se sienten ofendidos por las
bromas, son incapaces de mirarse y reír, porque lo consideran insultante y poco
serio. En estos individuos de tradiciones adustas, no resultaría un buen
consejo para el mejoramiento de su temperamento y psiquis.
Pero, para otros pueblos, burlarse
de sí mismos tanto en buenos como en malos momentos significa tener positividad
y, en eso, los cubanos nos llevamos la palma de oro.
Es parte de nuestra raíz y manera
de ser el reír fuerte, con rostro y cuerpo, alto, porque así somos. Nuestras
carcajadas no necesitan de mucha provocación ni de ganchos para atraparlas. Nos
“desternillamos” de nosotros mismos y hasta de nuestras desgracias. A muy pocos
en esta tierra los conquista la mordacidad del carácter de manera permanente.
Convertir los problemas en
pequeñeces, inventar chistes a partir de las molestias, complicaciones o
malestares, es un arte que ayuda a vivir más y mejor. En ocasiones hay enfados
inevitables, no hay remedio, pero duran poco cuando les otorgamos optimismo a
las dificultades.
Hay un proverbio japonés que
afirma: "El tiempo que pasa uno riendo es tiempo que pasa con los dioses”.
Entonces demos riendas sueltas a las carcajadas…, son vida.
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