La capilla central, concebida para ser la obra principal del cementerio, está ubicada en la intersección de las dos avenidas principales. Su planta, única de este tipo en Cuba para una construcción religiosa, es octogonal (para la religión cristiana el número 8 simboliza la resurrección).
Está compuesta de tres cuerpos concéntricos, que al ser de alturas distintas, resultan escalonados. El exterior de los cuerpos de la capilla es el más bajo y forma una galería o pórtico de arcadas de medio punto, que rodea el edificio. De los otros dos cuerpos que constituyen la capilla propiamente dicha, el central se eleva sobre ocho pilares y sostiene una cúpula en rincón de claustro reforzada por nervios y terminada en una cruz.
Es un bello lugar en el que reina la paz. Con solo traspasar su umbral, se encuentra el visitante ante un imponente óleo que representa el Juicio Final, obra del pintor cubano Miguel Melero. Precisamente, es frente a este cuadro donde a diario los sacerdotes suelen despedir los difuntos que se dirigen a su última morada y que los dolientes, en una tradición que nada ha podido romper, “pasan por la capilla”.
Fue concebida por el arquitecto Calixto Aureliano de Loira y Cardoso con el objetivo de ocupar el centro mismo de la necrópolis. La construyó el ingeniero Francisco Marcótegui, que trabajaba para el Obispado de La Habana y quien introdujo algunas modificaciones al proyecto inicial de Loira. La fachada principal del edificio, un cuerpo saliente ceñido por una torre en su lateral derecho, se encuentra orientada hacia el norte y su frente da a la avenida Cristóbal Colón, que nace en la Puerta de la Paz. A ambos lados del vestíbulo de ingreso se albergan dos espacios más pequeños: en uno de ellos se ubica la escalera de caracol, ―hecha en madera preciosa cubana usada para toda la carpintería del lugar― que lleva al coro en el piso superior. El vestíbulo está techado por una bóveda de cañón corrida, y a través de él se transita hacia el santuario.
fue concluida e inaugurada oficialmente en 1886. Con ella se dieron por terminadas las obras esenciales del Cementerio de Colón. En un principio se encontraba la Capilla central pintada de gris con resaltes blancos, pero en la actualidad combina este último color con el amarillo y el rojo en las cúpulas.
(Con información de Ecured)
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