martes, 10 de abril de 2018

Parque de la Fraternidad. Historia. Curiosidades



Esta área de la ciudad, tan transitada hoy día, durante siglos fue un sitio poco frecuentado por los habaneros. Se cuenta que eran terrenos cenagosos y de manglares, y luego zona de estancias con abundante arbolado.
Hacia 1790 se convierte en campo de ejercicios militares que es ampliado en 1793 a partir de un proyecto del ingeniero belga Agustín Cramer. Esta función le otorgó cierta jerarquía dentro del espacio urbano de la ciudad colonial, a pesar de ofrecer aún una imagen agreste.
El Obispo Espada mejora su iluminación, arbolado y trazado y el Capitán General Don Miguel Tacón (1834-1838) superó estas modificaciones al incluir la zona, consciente de su excelente ubicación y centralidad, dentro de su programa de embellecimiento de la ciudad.
Tacón reforma el Campo de Marte delimitando su perímetro al colocar una reja de hierro y remodelar su interior. Según la arquitecta Felicia Chateloin: “Al polígono militar le abrió majestuosas puertas en cada punto cardinal, coronadas por escudos de armas y las denominó con los nombres de relevantes figuras; a la entrada principal le dio su nombre, comportamiento lógico de todo buen megalómano.” Así llamó a la del Norte, Cortés; a la Sur, Pizarro; a la del Este, Tacón; y a la del Oeste, Colón. El primer parque se levantó en 1892 para conmemorar el cuarto centenario del descubrimiento de América.
Durante la primera intervención norteamericana, se utilizó como campo militar y se ubicaron allí varias unidades de las tropas de ocupación. En los primeros años de la República, instaurada en mayo de 1902, se construyeron canteros, avenidas y fuentes y hasta hubo intenciones de un jardín zoológico, pero el ciclón de 1926 volvió a convertirlo en un lugar rústico y desolado.
El Parque de la Fraternidad, como se conoce en la actualidad, comprende un conjunto de pequeños y grandes parques, emplazados en el área delimitada por las calles Monte, Dragones, Prado y Amistad en La Habana.
Su entorno se enriquece con la presencia de edificaciones monumentales como el Capitolio de La Habana, el hotel Saratoga, el Palacio de Aldama, o el arranque de puntos urbanos tan significativos como el Paseo del Prado (Habana Vieja), la Fuente de la India, el Barrio Chino de La Habana, y la Calle Monte, emblemas todos de la ciudad capital cubana.
En los años veinte del pasado siglo, convergen diferentes, pero determinantes factores, que cambiarían para siempre la imagen de este espacio: la visita a La Habana, por gestión del entonces Ministro de Obras Públicas Carlos Manuel de Céspedes, del urbanista francés J.C.N. Forestier y por otra parte, la celebración en la capital, en 1928, de la VI Conferencia Panamericana.
La intervención en el área quedaba bien justificada con el Plan Director de la Ciudad que había emprendido el general Gerardo Machado, ahora de turno en la presidencia desde 1925.
Forestier comenzó el proyecto de un parque de recreo en esta zona; la celebración en La Habana de la VI Conferencia Panamericana, dio nombre al antiguo Campo de Marte, que comenzó a conocerse desde entonces como Plaza de la Fraternidad Americana, pues en su parcela mayor quedó sembrada desde entonces el Árbol de la Fraternidad Americana.
La antigua Plaza o Campo de Marte fue convertido en el Parque de la Fraternidad Americana el 24 de febrero de 1928.
El parque tiene como centro una gran ceiba, “Árbol de la Fraternidad Americana”, abonada con tierra de sitios históricos de las repúblicas americanas.
En años posteriores se erigieron en el área, por iniciativa de la otrora Sociedad Cubana de Estudios Históricos e Internacionales, bustos de próceres y figuras representativas del pensamiento y la fraternidad americana, como Simón Bolívar y Benito Juárez.







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