sábado, 23 de noviembre de 2013

El hechizo azul de La Habana

Recorrido.
La Habana es azul... Hacía bastante tiempo que no recorría el litoral habanero. Es que nos envolvemos en el trabajo, las preocupaciones, la economía tan floja que duele en los bolsillos de la mayoría de los cubanos, los inventos en la cocina para salvar al estómago de la familia, etc,  y se nos hace corto el tiempo para darnos esos pequeños placeres de fácil acceso y, sin embargo, tan apetecibles y plenos para el espíritu y el alma.
Sin palabras: Hermoso!!
Por eso ayer lo disfruté tanto. Fue por cuestiones de trabajo, pero pude recorrer, -en auto, claro- todo el Malecón y más allá del Túnel de la Bahía, donde ya no hay muro y las olas rompen  contra la roca del litoral. No me alcanzaban los pulmones para respirar todo lo que quería, ni la vista para apresar suficientemente esos momentos.
Respira!!!!!!!!!!!!!!!!! y contempla!!!!
Entrada del Túnel de la Bahía de La Habana.
En mi mente vagaban ideas de ensueño y de añil, y recordaba el color de nuestro equipo insignia: Industriales; el de nuestro cielo y de ese mismo mar... La Habana es azul como los amores y romances, como los sueños satisfechos, como el abrazo que da a hijos naturales y  adoptados.
Enamorados, pequeños que juegan, jovenes y n  otan jovenes ofrecen su música a ese mar desde el muro.
Ya en la noche suenan la guitarras.

Esta ciudad es embrujo y sortilegio, apresa para siempre a quienes viven, pero también a aquellos que la visitan. Podrán existir capitales hermosas en el mundo, sitios memorables... pero La Habana es única y yo no sería capaz de vivir sin esta azul ciudad.


 

Ciudad Azul

Por:  Luis E. López Domínguez
Fotos: Ladyrene Pérez

En la tarde de ayer se inauguró  en la galería Teodoro Ramos Blanco, sita en 20 de mayo 465, entre Línea del Ferrocarril y Patria, Cerro, la exposición de pintura Ciudad Azul, de Jesús Álvarez Ferrer (Jealfe), quien se desempeña como director del Periódico Tribuna de La Habana y desde los años 70,  palpita en una inquieta devoción por las artes plásticas. La muestra estará abierta al público hasta el 14 de diciembre.
“Si nuestro cielo es tan azul como cantó el poeta, y vivimos todo el tiempo rodeados de sus variaciones más increíbles —en tonos y matices— cuando besa o ataca nuestras costas; entonces, los cubanos estamos obligados a soñar en azul”, expresó el periodista de Cultura Felix García Acosta (Felo), quien estuvo a cargo de las palabras que dieron inicio al evento.
La muestra, que estuvo acompañada por la exquisita música del quinteto de clarinete, Ébanos de La Habana, cuenta con 18 piezas y un díptico, en acrílico sobre lienzo, donde se ven reflejados diferentes paisajes de la capital cubana. Casas, edificios, puentes e iglesias, inspirados en el cubismo de Picasso y Braque, convergen hasta el cielo mismo de cada obra, en un eterno sueño azul, con luces y sombras volubles.
Jesús Álvarez Ferrer (Jealfe).
Jesús (Jealfe) explicó que la exposición se celebró en un momento especial ya que días atrás la ciudad celebraba el 494 aniversario de su fundación. Y añadió que en esencia, la muestra intenta enviar un mensaje en contra de la “demencial carrera armamentista, en concreto, por la fabricación de bombas de neutrones”, para que el mundo no quede en la soledad plasmada en estas obras.
El artista señala algunos elementos dentro de las pinturas, como lo son el mar, puentes y barcos de papel, en medio de parajes de La Habana desiertos, dejando un hilo de esperanza en medio de lo que podría significar el fin de la especie humana, pero con la certeza de que, como dijo Felo en las palabras de introducción, detrás de una barca de papel hay un niño.
Jesús Álvarez Ferrer (Jealfe) nació en el año 1950. Perteneció a la cátedra de Educación Artística atendida por la Doctora Rafaela Chacón Nardi, en el Instituto Pedagógico Makarenko, donde se desempeñó como profesor de Apreciación de las Artes Visuales. Se vinculó a la escuela Taller de Pintura Concha Ferrat en Guanabacoa. Participó en exposiciones colectivas de Artes Plásticas en los años 70 con las obras Los diez millones van, Formas y Formas femeninas. Una de las obras de Ciudad Azul fue seleccionada entre otros artistas de la plástica para participar en La llave del Cerro, evento promovido y organizado por la galería Teodoro Ramos Blanco, con el objetivo de homenajear la obra de Roberto de Jesús García Fullana.
En la inauguración estuvieron presentes, Belarmino Castilla, Comandante del Ejército Rebelde y quien fue segundo jefe del Segundo Frente Oriental, Frank País; Pelayo Terry, director del Periódico Granma;  Alberto Núñez Betancourt, director del Periódico Trabajadores, entre otros miembros de la prensa cubana e invitados.



lunes, 11 de noviembre de 2013

Érase una terminal de espera (+ Fotos)

Por: Ismael Francisco, Luis E. López Domínguez, Oscar Figueredo Reinaldo

Ante varias quejas recibidas en nuestra redacción y la vivencia personal de integrantes de nuestro colectivo, dos periodistas y un fotorreportero de Cubadebate regresaron a la Terminal de Lista de Espera de La Coubre, en La Habana Vieja.

Apresuraba su paso quizás para adelantársele a la competencia. No habíamos llegado aún a la acera de la estación y sonriente anunciaba su itinerario del día. Esta vez fue Matanzas y no Camagüey la propuesta lanzada a los vientos.
“¿Para dónde van, qué desean?… tengo asientos para Matanza…”, dijo el “facilitador” de “guardia” ese día.
A pesar de la negación, continuó insistentemente; no le bastó a la tercera, sino hasta una cuarta vez en un período de 20 minutos para tratar de convencernos y finalmente rendirse. Todo parecía indicar, que nuestra visita estaba más que anunciada, pues no había tantos “facilitadores” como hace algunas semanas, y ante tal aviso, “era mejor irse para otra terminal”. El negocio paralelo mantenía su vitalidad.
PASAJES, BUQUENQUES Y LISTAS DE ESPERA
Esperar unos minutos en las afueras de la gran casona de cabillas de metal, tejas y material prefabricado nos dio las primeras pistas para conocer por dónde le entra el agua al coco en el negocio de pasajes.
Para Aleida Vázquez, la historia se basa en el engaño y la manipulación.
“Se me acercaron dos hombres y me dijeron que mi guagua se había acabado de ir, y yo sé que eso es mentira porque la mía no sale hasta dentro de tres horas. Tratan de jugar con la necesidad de uno para enriquecerse los bolsillos de ellos”.
Sobre este mismo aspecto señaló el jefe de turno Jorge Arencibia:
“El problema de la venta ilegal de pasajes es que la gran mayoría del personal que viaja desconoce el mecanismo de anotaciones;  entonces se dejan llevar por estas personas inescrupulosas que están allá afuera… los llamados buquenques, que sí conocen todos los  manejos, monitorean continuamente el estado de las listas de espera y saben por cuál se pueden anotar”.
Como pudo comprobar en el terreno este equipo de Cubadebate, los llamados “buquenques”, no solo te persuaden para que viajes “por la vía más rápida y eficiente” sino que gustosamente  hacen la cola y te anotan en las listas de espera.
“Yo trabajo para el estado… yo le hago un bien a la población, lo mío es llenar camiones u ofrecerle otra vía alternativa a la gente”, dijo mientras se escurría casi corriendo entre la gente, un hombre mayor que no quiso identificarse cuando lo interceptamos con el equipo de grabación, recogiendo carnés a la población para su posterior anotación en la lista de espera.
La corrupción y las ilegalidades  se ven estimuladas además en esta terminal por la falta de mecanismos de control por parte de la institución. Todas las inscripciones en la lista de fallos se hacen a mano, a lo cual habría que sumarle que cada quien puede anotar hasta tres personas dos veces por cada taquilla.


“Yo me fijo en lo que es la anotación, pero no me percato si el pasajero se anota dos o tres veces, ni para qué lo quiere. Aquí pasamos muchísimo trabajo, mire estas manos como las tengo llenas de callos, tengo que atender al menos 20 municipios. ¿Usted cree que así me voy a dar cuenta si alguien se dedica a vender pasajes? Eso no lo sé”, expresó con cara de cansancio Lidia Santos, despachadora del lugar.
A pesar de las declaraciones de los directivos de esta entidad que niegan totalmente su implicación con el tráfico y venta ilegal de pasajes para muchos clientes tal afirmación tiene sus medias tintas.
Rolando Ovens, director de La Coubre, en una visita guiada temprano en la mañana, dijo que en lo que va de año ya ha sancionado a más trabajadores que en el 2012, y sin embargo, confiesa que todavía hay quienes sirven de enlace para este tipo de persona.

“Yo te digo a ti que aquí se empapa todo el mundo en ese negocito… yo he estado de primera en la lista según los numeritos que te dan, y luego cuando vas a sacar el pasaje te dicen las compañeras que tienes 10 o doce gente por delante, cómo es posible eso”. Afirmó con vehemencia Laura Carreño, viajera villaclareña.
Entre tanto Andrea Pérez, joven granmense se refirió a las diferentes alternativas de viaje que existen “por la izquierda”.
“Siempre me he ido bien rápido, lo que no por la vía de la lista, sino con una máquina o un camión. Aunque me han comentado que con unos cuantos CUC igual resuelves el pasaje con la gente que trabaja acá”.
LA ESPERA QUE DESESPERA
Bastó con tenerla cerca para apreciar en su rostro el cansancio de las muchas horas de incómoda estancia en La Coubre. Desesperada con su niño pequeño Odisley Iznaga trataba de contener el hambre, la sed y el agobio que significaba estar por más de seis horas tirada en el suelo turbio de aquella terminal.
“Aquí no hay condiciones de ningún tipo, yo viajo con mi niña pequeña varias veces al mes, y no tienes ni agua para tomar, tengo que estar aquí en el suelo, pues tampoco hay casi asientos… esto no es fácil”.
 Respecto a las condiciones del lugar, Rolando dijo que todo depende del presupuesto anual con el que cuenta. “Hay demasiadas cosas por arreglar y seamos sinceros, esto no es la terminal de Plaza. Hemos hecho algunos arreglos, tenemos agua fría —teniendo en cuenta los horarios de La Habana Vieja— logré terminar otro baño, y los lavabos que ya teníamos tratamos de mantenerlos con las medidas sanitarias pertinentes. Pero es justo el presupuesto, y hay demasiadas cosas que hacer aquí”.

El ambiente de las primeras visitas no había cambiado demasiado. Esta vez la situación se hacía más crítica por la afluencia de muchas más personas. Mujeres, hombres, niños y ancianos no parecían discriminar la opción de tener que esperar a las afueras del recinto o tirarse cual arenas de playa de aguas turbias en el suelo.
Ante tal situación algunos viajeros como el joven Yunior García apuestan por una mayor participación del sector no estatal en estos lugares.
“Son bastantes malas las condiciones, yo creo que deberían mejorarse sobre todos los servicios que debe prestar el lugar, como los trámites de apuntarse en la lista de espera. Las condiciones de higiene no son las mejores y si te das cuenta ya casi no quedan ni televisores”.
Sin embargo, los propios vendedores ambulantes, dotados de licencias para vender alimentos se aprovechan de la necesidad de muchos para pregonar delante de los propios agentes de la ley la venta de pomos de agua a cinco o diez pesos en dependencia del tamaño.

Ante las inquietudes mostradas por la población sobre la disponibilidad de asientos y las excesivas demoras de algunas rutas el propio jefe de turno Jorge Arencibia comentó:
“Hasta el momento tenemos 46 bancadas en la parte de astro. Aunque sabemos que son insuficientes, no se puede llenar el local de asientos pues limitaría el espacio para hacer las colas para las anotaciones”.
También agregó que la demora en los destinos depende fundamentalmente en la disponibilidad de carros y la frecuencia de los itinerarios de las rutas.
“Normalmente los destinos que más se demoran en la terminal son Santiago de Cuba, Baracoa y Guantánamo, ya que Baracoa tiene una sola salida a las 10:45 a.m., Santiago de Cuba tiene 4 salidas, y Guantánamo tiene tres salidas (6:40 a.m., 3:15 pm, y 7:10 pm)… si te das cuenta desde las 6:40 de la mañana hasta las 7:15 pm las personas están bastante tiempo”.
Sobre este propio particular el joven santiaguero Hoendris Ursa expresó que no es fácil estar hasta un día en las condiciones en que está esta terminal, como le pasó a su hermana para poder viajar.
“Aquí  la rapidez de los viajes depende del día y de las fechas, hay veces que resuelves en dos o tres horas, pero los fines de semana  y en las vacaciones ‘es por gusto’”.
CONJURA CONTRA LA HIGIENE
La situación se ve agravada en opinión de muchos entrevistados por la precariedad de las condiciones higiénico-sanitarias, hecho palpable desde la llegada a la terminal.
“Mira este suelo, ya uno ni sabe de qué color era… y ni decirte del baño”, dijo alzando los ojos al cielo Marina Torres, viajera villaclareña.
Aunque el día de nuestra visita a la instalación los baños estaban en buenas condiciones y existía personal recogiendo la basura, a decir de uno de sus empleados diversas son las cuestiones que dificultan la correcta higienización.
“Nosotros sí limpiamos, lo que por ejemplo, anoche solo una persona vino a trabajar, además uno tiene que estar luchando constantemente con el público; pues para limpiar hay que correr las bancadas y la gente no te deja y entonces lo tienes que dejar así. La población tiene que cooperar con nosotros”.

Al respecto el jefe de turnó agregó que aunque se limpia con agua siempre a las doce de la noche, luego de la salida del carro de Chambas, y se barre y se pasa el brillador durante el día, en la noche se acumula en el sitio personas alcoholizadas que impiden también la limpieza del lugar.
Ciertos fenómenos vividos en La Coubre solo son comparables con la fascinación de Aureliano Buendía tras conocer el hielo. Pero en nuestro Macondo, no se puede culpar solamente a aquellos que de una forma u otra logran vivir del cuento o recrear ciudades de espejos. Es cierto que los recursos disponibles son escasos, y la tecnología para el “papeleo” se remonta a los primeros métodos de comunicación —papel y tinta— allá por la Edad Media. Pero eso no justifica que se facilite la ilegalidad, los negocios turbios, la falta de higiene y el irrespeto a quienes estoicamente esperan su turno en la lista para obtener un pasaje .
Intentar mejorar las condiciones laborales de los trabajadores, sería un primer paso. Pero aún más importante es que cada cual desempeñe las labores que le corresponden y de las que se tiene que hacer responsable como trabajador y como ser humano. De otra forma, nos veremos sumergidos generación tras generación en las páginas de García Márquez, tal estirpes condenados a cien años de soledad.
Cubadebate continuará esta indagación con la Empresa Viajeros, responsable de la terminal La Coubre y otras instalaciones.









miércoles, 6 de noviembre de 2013

CARTA DE VÍCTOR FOWLER A PROPÓSITO DE LA SUSPENSIÓN DEL 3D EN EL SECTOR PRIVADO

A la UNEAC
ICL
MINCULT
ICAIC
He leído con atención la nota oficial publicada en el periódico Granma el día 2 noviembre 2013 y en la cual se avisa de la decisión tomada por el Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros en cuanto a prohibir, con efecto inmediato, toda actividad de las salas de proyección de películas en 3D operadas por propietarios privados, así como de los salones de juegos de computadoras. El presente mensaje breve que les envío tiene que como objeto el expresar –pese a que no tenga importancia alguna para algo que ya se decidió y aplicó- mi desacuerdo con la medida, en particular todo lo que en ella propone -a propósito del consumo cultural – una suerte de oposición entre los conceptos calidad y banalidad dado las inquietantes consecuencias que ello tiene a nivel social.
Pienso que si bien cualquier Estado tiene el derecho y la obligación de regular y normar las actividades económicas que en el territorio que abarca son realizadas, ninguno lo tiene para decidir (y esto es de lo que principalmente trata el conflicto) cuál debe de ser el consumo cultural de sus nacionales. Al Estado le corresponde la obligación de facilitar una mejor educación y disfrute de la cultura realmente universales, durante la ejecución de sus proyectos esboza y presenta la meta de aquello que considera la virtud ciudadana respecto a la relación entre el individuo nacional y la cultura; pero como tal el Estado no es un maestro ni la sociedad un conjunto de estudiantes sentados en los pupitres de un aula permanente, sometido a exámenes periódicos de habilidad y temeroso de obtener bajas calificaciones o de una vez por todas suspender. Dicho de otro modo, el Estado es un enorme facilitador, no un juez severo (lo cual queda para el mundo sangriento de la guerra)..
Tan continuada insistencia en el tema de la banalidad, fantasma que en las más diversas intervenciones sobre cultura nacional aparece una y otra vez, hace pensar que en algún punto existe (o tendría que existir) algo así como el ser banal, especie de arquetipo negativo del consumidor cultural. En este punto, lo más difícil de entender (y aceptar) es que –coexistiendo con el consumo cultural de (o con) calidad- igual debe de existir espacio de existencia para el consumidor “banal”.
En este sentido, ser banal es una más entre las opciones de realización que una sociedad sana tiene para sus sujetos y los individuos poseen todo el derecho a consumir, sin la interferencia del Estado, los productos culturales del nivel jerárquico que así deseen, en especial los del nivel más bajo desde el punto de vista de la estética. Esto último resulta fundamental, ya que la efectividad de una democracia se prueba en la capacidad de acción (de realización, de vida) que de manera concreta existe para aquellos portadores del límite negativo del proyecto.
Más allá de esto, y acaso lo principal, es que el fantasma de la banalidad fabrica una figura de supuesta alienación y que, prácticamente, equivale a un nuevo enemigo social, puesto que se trata de alguien que insiste en mantenerse “externo” a la supuesta corriente sana de la calidad en el consumo; entonces, contrario a ello, no sólo es necesario defender el ser banal como un derecho humano, sino denunciar la falsedad de establecer equivalencias entre la calidad del consumo cultural de la persona y el altruismo, sentido solidario y valor de su aporte social.
Se pierde la brújula cuando –en lugar de orientar la discusión hacia la erosión de la solidaridad, los logros en el trabajo, la pérdida de amor o bondad en el trato entre las personas, el aumento del egoísmo, etc.- la energía se moviliza para extraer, de la “calidad” del consumo cultural, indicadores que alumbren la dinámica de los flujos sociales; como si la pregunta al reflejo pudiese sustituir el encuentro con el objeto.
Para mayor confusión, mientras que en una entrevista a Fernando Rojas, vice-ministro de Cultura (27/10/2013) este afirma que el Ministerio de Cultura estudia medidas que aplicar para que las salas 3D tributen a la política cultural de la Revolución, política cultural que Rojas señala que es una sola, en la nota oficial del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros (2/11/2013), apenas una semana más tarde, es ordenado el cierre inmediato de tales salas y nada deja entrever que vayan a ser reabiertas. Con esto, y por más que la nota insista en que la medida no constituye un retroceso en la nueva política económica del país, de forma implícita acaba de consagrar el principio de que ningún nuevo oficio tiene posibilidades de existir hasta tanto no sea imaginado y comprendido por las más altas autoridades político-económicas del país.
Vale la pena señalar que -a reserva de algún descubrimiento- las películas proyectadas en las salas de video 3D (he asistido a tres diferentes) son las mismas que en cualquier sala de video del circuito estatal o en la televisión. Realmente es difícil entender de qué se habla cuando de la intervención de Rojas se deriva que lo normal de estas salas de video 3D es promover “mucha frivolidad, mediocridad, seudo-cultura y banalidad, lo que se contrapone a una política que exige que lo que prime en el consumo cultural de los cubanos sea únicamente la calidad.”
Por desgracia, la ecuación entre frivolidad, mediocridad, seudo-cultura y banalidad en absoluto es clara en el presente en que vivimos y hace ya más de 20 años que un conocido teórico cultural llamaba la atención acerca de que, en modo alguno, un espectáculo de Madonna (trabajado a un altísimo nivel organizacional, profesional y tecnológico) podía ser considerado “baja cultura”; cuando un fenómeno como el Cirque de Soleil hace de ese viejísimo entretenimiento una nueva forma de arte; cuando la amplia gama que va de la computadora al teléfono digital cambia la comunicación, el entretenimiento e incluso las formas de producir y consumir arte; cuando el refinado arte de la ópera encuentra, gracias a la canción popular, nuevos públicos.
Todo ha cambiado, incluso las bases en las cuales encuentra su apoyo el diseño de las políticas culturales.
Las prohibiciones constituyen cierres que niegan todo camino al diálogo, tanto en el presente como en un futuro situado a distancia razonable (préstese atención a la fuerza que en la nota oficial cobra el adverbio ‘nunca’) y, al cortar esa posibilidad, de inmediato dirigen la intensidad del poder (la enormidad del aparato administrativo y discursivo que lo conforma) en contra de procesos, actitudes y cosas.
Lo sorprendente que presenciamos aquí es la deriva según la cual una política pública (en este caso la “política cultural”), de servicio, cobra autonomía y se constituye en un objetivo en sí misma, por encima de los cambios que hayan tenido lugar en la temporalidad; es por eso que, aunque débil e incompleta, alguna explicación es ofrecida en cuanto a la prohibición de las salas de video 3D, a la vez que prácticamente nada es dicho acerca de la prohibición de los salones de juegos de computadora. En este punto queda la amarga sensación de que la retórica (vieja) ha sido incapaz de elaborar algún discurso coherente para enfrentar a la (nueva) realidad.
Al final, y esta es la parte más nociva de las prohibiciones, es que actúan como si lo único que existiese fuesen las normativas y el control de un lado, mientras que del otro el objeto o la práctica que eliminar; de tal modo, puesto que no se discute, queda privado de voz (sin que tampoco se le ofrezca respuesta alguna) lo que –a mi entender- es lo más importante: la alegría. Dicho de otro modo, el hecho de que la cantidad de alegría que a diario se manifestaba en los lugares ahora cerrados (salas de video 3D y salones de juegos de computadoras) proviene de miles de personas concretas que allí gozaban de su tiempo libre, mis hijos, mi esposa y yo entre ellas. A estos les ha sido negado algo que, muy rápidamente, aprendieron a considerar como parte del disfrute y a cambio reciben absolutamente nada.
Puesto que, junto con todo lo hasta aquí dicho, es loable exponer a la más severa crítica pública todo producto cultural que estimule el racismo, el machismo, el sexismo, la violencia, la prevalencia del dinero y sus formas de generar dominación por sobre la amistad, la solidaridad o el amor, pienso que, entre otros muchos temas, varios de los que motivan la presente intervención merecen ser discutidos en algunas de las Comisiones que realizarán su trabajo durante el venidero Congreso de la UNEAC. Por tal razón comparto preocupaciones y dudas con quienes, como ustedes, son mis colegas. Es algo que hago con la convicción de que debemos de discutir mucho, pero no con las pasiones de la agitación y propaganda, sino con la desgarrada profundidad de la ciencia.
Victor Fowler Calzada

REPASEMOS
Por: Nelson González Breijo

El sistema educacional cubano goza de un amplio prestigio internacional: organizaciones no gubernamentales y experiencias educativas en diversas regiones del mundo avalan sus resultados. Varias publicaciones etiquetan al país como uno de los mejores en cuanto al índice de maestros por habitantes. Sin embargo, las insatisfacciones del alumno y la familia cubana en relación con el trabajo que se realiza en el aula dejan mucho que desear.
Ante la contradicción, cualquiera que desconozca la realidad de la Isla podría preguntarse ¿cómo es posible tal inconformidad si hay suficientes docentes? En lo personal, señalaría, entre las causas fundamentales, la disminución del poder adquisitivo del salario que llegó a partir de la crisis económica que en los años noventa estremeció a la nación.
En esa década muchos profesores se vieron precisados a emigrar hacia sectores mejor remunerados, a veces en total divorcio con sus cualidades profesionales. Algunos optaron por el cuentapropismo para desligarse de la inoperancia de una empresa estatal maniatada por la escasez, y hasta hubo quien fue a trabajar a cocinas y almacenes que le permitieran “inventar” lo suficiente para la supervivencia familiar.
Con el tiempo, la escuela cubana, que no reportaba otro beneficio para los docentes que el vilipendiado sueldo (y la realización profesional para los de verdadera vocación), comenzó a evidenciar síntomas del debilitamiento. El aumento salarial en el sector no parecía dar salida en un contexto de inflación monetaria y déficit productivo en la economía nacional. Fue entonces cuando la educación se enrumbó perentoriamente hacia la realidad actual.
La formación acelerada y en masa de “Profesores Generales Integrales” y el uso de las videoclases dio respuesta a los miles de estudiantes que esperaban en las aulas. Pero el atajo, si bien mantuvo vivas las diversas enseñanzas, a la larga deterioró la imagen social de los pedagogos. Y aunque existen de esas promociones ejemplos dignos, no siempre se reparó en un criterio de selección conveniente. Parecía que cualquiera era capaz de educar.
En la actualidad el paisaje se torna complejo. Sobre las grietas de un sistema signado por la estrechez material y la baja autoestima profesional, ha florecido una figura sin precedentes en la pedagogía de la revolución: el repasador. A casi tres años de su reconocimiento legal, este personaje parece atraer toda la atención. Es casi imposible mencionarlo sin levantar escozores de un extremo u otro de la opinión nacional, como si el futuro de la educación cubana estuviese en su pizarra.
Según la Gaceta Oficial de la República de Cuba, citada por el diario Granma, este singular cuentapropista tiene el deber de ejercitar a los estudiantes "las materias que se imparten en el sistema nacional de educación de cualquier nivel y los prepara para el ingreso a cursos superiores". El repasador es otro paliativo para atenuar las deficiencias de las escuelas cubanas. Su peculiaridad es que solo contempla a quienes puedan pagar el servicio.
Llegados a este punto, y sin perder de vista las transformaciones en relación con tratamiento de la propiedad que experimenta el país, no estaría de más irse preguntando ¿Acaso hacerse repasador es la salida que le estamos pintando a los miles de maestros que no cobran un salario justo? ¿Cuál es el protagonismo real que merece esta figura y lo que representa en el panorama de la educación cubana? ¿Todavía deseamos para nuestros hijos la tan llevada y traída igualdad de oportunidades?
La solución, por supuesto, no es anular el trabajo de estos profesores. En definitiva, al menos una parte del estudiantado cubre sus deficiencias. Pero eso sí, repasemos: la educación gratuita y de calidad, para todos los cubanos, es un derecho. Creo que en esa dirección debe ir cualquier apuesta que pretenda una auténtica reivindicación de la enseñanza en la Isla.