viernes, 6 de abril de 2018

Fuente de Neptuno. Historia y curiosidades


Se le ha conocido como la Fuente del Comercio o de Tacón, la Pila de Neptuno y la Fuente de Neptuno. Su historia está llena de incidencias y traslados.
Desde Génova, Italia llegó a La Habana la fuente-estatua del dios Neptuno, mandada a construir allí en 1836 por el Capitán General de la Isla, Miguel Tacón. Edificada con fondos públicos. Su objetivo era decorar un abrevadero que se construiría a orillas del litoral con el propósito de abastecer de agua potable a tres pequeños barcos al mismo tiempo. Con tal propósito se colocaron argollones de bronce para el amarre de las naves.
Sin embargo, este innegable promotor de las obras públicas durante los años de su mandato, entre 1834 y 1838, no pudo ver terminado este proyecto engalanado con el dios de los mares, pues su inauguración tuvo lugar en 1839, durante el gobierno de su sucesor, Joaquín Ezpeleta.
La hermosa fuente serviría también como lugar de esparcimiento, ya que a su alrededor había seis canapés o asientos de mármol sin respaldar, muy apropiados para que los paseantes se sentaran a disfrutar la brisa marina en las tardes de verano.
En ese entonces la fuente de Neptuno se encontraba frente al Castillo de la Fuerza, al borde del litoral y cercada por un barandaje de hierro anexo al muelle. Pero con el paso de los años, luego de perder su función proveedora, la fuente sufriría un incierto deambular por toda la ciudad, desde que, en 1871, las autoridades decidieron su traslado por el deterioro que mostraba debido a varios percances.
Después del huracán que azotó a Cuba en octubre de 1926, a la Fuente de Neptuno se le vio peregrinar por diferentes sitios de La Habana, entre ellos, la Alameda de la Reina Isabel Segunda, en la actualidad el Paseo del Prado; el Parque de la Punta, y el parque Gonzalo de Quesada, conocido como parque "de Villalón", situado en Calzada, entre C y D, en el Vedado.
Sin tridente y con sus surtidores fuera de uso, este fue el último lugar por donde transitó el Neptuno de La Habana, hasta que, en 1997 con la intención de preservarlo, reapareció, gracias a la Oficina del Historiador, en la orilla del litoral, muy cerca de su ubicación original.
Talladas en blanquísimo mármol de Carrara, las piezas exigieron para su traslado un minucioso levantamiento arquitectónico, así como un cuidadoso desmontaje. Algunas de ellas —especialmente las que conforman el pedestal y la base de las conchas— son chapas de gran peso unas, y otras macizas. En total, la fuente tiene un peso aproximado de seis toneladas.
La Fuente —precisan especialistas—no pudo reubicarse en su sitio originario: la Baliza de la Pila o Pileta de Neptuno. "Utilizada en la actualidad por los prácticos del puerto para arribar al canal de la entrada de la bahía, esta estructura se encuentra en pésimo estado de conservación y no soportaría el peso del monumento que le dio nombre".
"Se eligió, entonces, el primer saliente del malecón, unos cientos de metros más hacia el oeste, donde hay un grupo de pilotes de hormigón armado en óptimas condiciones, con vigas invertidas que sirven de transición entre la losa y los pilotes".
El traslado de la Fuente de Neptuno hacia el Centro Histórico fue aprobado por la Comisión Nacional de Monumentos. Estaba muy deteriorada. La Dirección de Arquitectura Patrimonial de la Oficina del Historiador fue quien concibió el proyecto para su rescate que, ejecutado por la Empresa de Restauración de Monumentos, logró restituirle su majestuoso aspecto.
En su actual ubicación, en el Malecón habanero, además de las instalaciones eléctricas e hidráulicas, se erigió una obra de fábrica capaz de darle la estabilidad necesaria al monumento frente a las fuerzas del viento típicas en la zona. Luego se procedió al enchape con las piezas originales, colocando finalmente la escultura del dios de los mares unida a una base hueca por donde salen los chorros de agua.
Por cierto, un detalle importante a la hora de valorar el rescate de esta obra fue la solución que se le dio a la ausencia del tridente de Neptuno. La reposición del mismo se hizo siguiendo las proporciones originales, y requirió extrema habilidad por parte de los especialistas del taller de mármol perteneciente a la Empresa de Restauración de Monumentos.
 Así la fuente de Neptuno quedó a imagen y semejanza de aquella que, en 1839, otorgó —como ahora— un toque diferente a este lado del litoral, para el placer visual de quienes transitan por sus alrededores.





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