sábado, 20 de julio de 2013

Andar La Habana y su gente

Esta es una crónica que hace 3 años escribí dedicada a un aniversario de La Habana, y hoy encontré estrofas en el blog de un colega, a quien mucho agradezco... para mí es grato compartir estos párrafos también aquí hoy.

Por: Clara Luz Domínguez Amorín
Ceiba de El Templete.


San Cristóbal de La Habana tiene una ceiba y en el decursar del tiempo,
Malecón de noche.
desde que se hizo tradición, al conjuro mágico de ese árbol han acudido
reyes, reinas, científicos, artistas, presidentes…y personas comunes,
todos con un mismo objetivo y ansia: posar sus palmas en el milagroso
símbolo.
Esta ciudad añil, cual el mar que la ampara; irresistible como la
giraldilla esbelta y observadora; fiel y valiente a semejanza de sus
hijos propios y adoptados, es irreverente y fuerte pero leal a sus
Gente de esta ciudad..... 
costumbres y privilegios.
Carpentier la llamó La Ciudad de las Columnas, Llave del Nuevo Mundo y
Antemural de las Indias Occidentales la nombraron los reyes españoles en
el siglo XVII, y es que su belleza hace que quienes la amamos pequemos
de inmodestos.
Así, entiéndase por Habana cada barrio, avenida, callejuela, parque,
mansión o solar. No es solo el Centro Histórico, ni Miramar o el Vedado,
no. Es también Pogolotti, La Timba, Los Pocitos, El Canal… es cada
rincón y, sobre todo, su gente, quien la llena de color, sabor,
humanidad; los que lloran, ríen y sueñan en ella cada día, aquellos que
vemos a diario, comparten el transporte, caminan sus recovecos y
trabajan codo a codo destilando sudor común por el mañana. ¡Esa es La Habana!, la tentadora azul que provoca a andar sus calles y su gente por siempre.
Niñas paseando por La Habana Vieja.



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