lunes, 10 de octubre de 2016

Las galerías privadas no existen pero las hay



Durante todo el día, los artistas entran y salen de una deteriorada mansión ubicada frente al parque José Martí, en Cienfuegos.
Algunos guardan su almuerzo en una cocina justo al lado de un espacio separado para galería, o se sientan en una ventana soleada para dar los toques finales a sus lienzos. Cuelgan sus propias obras, y cuando llueve con fuerza, bajan algunas de ellas porque el techo tiene goteras.
“El mayor problema que tengo son los materiales para pintar, que son muy caros y difíciles de encontrar”, dijo el artista plástico Yanzel Medina Pérez, de 22 años.
Pero, más allá de la escasez y los altos precios, es difícil para un artista en ciernes ganarse un espacio en una galería de arte administrada por el gobierno. Para remediar estas dificultades y más, un grupo de 15 artistas se han unido para ayudarse unos a otros y alquilar su propio espacio de galería privada.
“Estoy haciendo realidad mis sueños y los sueños de todos estos artistas”, dijo Yusimí Arias, de 40 años, quien es la fuerza detrás de Yusi Art Alliance.
Técnicamente, Arias no es una agente de artistas ni una galerista, y Yusi Art Alliance tampoco es una galería. En lugar de eso, es un estudio/taller, y ella está clasificada como una trabajadora por cuenta propia. Pero eso le permite vender las obras de los artistas y recibir una comisión del 10 por ciento.
“El término ‘galería’ no está reconocido legalmente en Cuba para una entidad privada. De modo que los artistas tienen que crear en este espacio y tener sus materiales aquí, y entonces su obra se puede vender en este espacio”, dijo Arias. “Hemos tenido que sortear una pila de obstáculos porque lo que estamos haciendo aquí es algo nuevo en Cuba. Pero la cosa se va poniendo cada vez mejor”.
Aunque a los artistas les gusta la visibilidad de su estudio/taller, ellos temen que el edificio acabe siendo vendido a alguien que vea su ubicación como una excelente oportunidad de urbanización.
Mientras tanto, los artistas unen sus recursos para pagar el alquiler. Todos los artistas tienen que tener una licencia y pagar a organizaciones estatales tales como el Fondo Cubano de Bienes Culturales, el Consejo Nacional del Patrimonio Cultural o la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) los impuestos correspondientes, dijo Arias.
“Todo el mundo tiene que tener una licencia [como trabajador por cuenta propia] y pagar impuestos”, dijo. “Somos sobrevivientes de la nueva era ‘cuentapropistas’ (de trabajo por cuenta propia)”.

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