lunes, 27 de febrero de 2012

(110 aniversario del natalicio de Rubén Martínez Villena) Puedes venir desnuda…



“Rubén era de los hombres que se transmiten, que legan, generosos, lo mejor de sí a millares de hombres (…)”
Pablo de la Torriente Brau

http://www.tribuna.co.cu/etiquetas/2009/diciembre/19/puedes-venir.html

por Clara Luz Domínguez Amorín
… a mi fiesta de amor…”.


Rubén Martínez Villena, el revolucionario de grandes ojos claros, comenzó a escribir a los once años y, tiempo después, la crítica lo consideró como el poeta mejor dotado de su generación.

“Tu vida tendrá luz plena de mediodía”, auguró el Generalísimo Máximo Gómez cuando Rubén tenía sólo un año, tal vez impresionado por su inteligente mirada; de manera tan sencilla predijo la obra futura de este intelectual cubano quien, además, actuó a muy corta edad como maestro en una sección especial para los niños analfabetos, en el Instituto San Manuel y San Francisco, el cual había sido reabierto bajo la dirección de su padre. Algunos años más tarde volvería a las aulas, en la Universidad Popular José Martí.

Se graduó en Derecho Civil y Público en 1922, y comenzó a trabajar en el bufete del doctor Don Fernando Ortiz, de quien aprehendió el carácter antiimperialista y patriótico.

Protagonizó la Protesta de los Trece. La Falange de Acción Cubana y el Movimiento de Veteranos y Patriotas lo tuvieron entre sus filas, aunque sufrió la decepción de sentir los intereses burgueses dentro de algunas organizaciones. También dirigió y editó la revista Venezuela Libre en 1925.

Aquejado de tuberculosis, dolencia que lo llevaría a la muerte, fue acogido por la Quinta de Dependientes en 1927. Desde allí sostuvo su famosa polémica con Jorge Mañach, en la cual deja clara su posición de luchador revolucionario antes que intelectual: “Yo no soy poeta (aunque he escrito versos); no me tengas por tal y, por ende, no pertenezco al gremio de marras. Yo destrozo mis versos, los desprecio, los regalo, los olvido; me interesan tanto como a la mayor parte de nuestros escritores les interesa la justicia social”. Integró las filas del Partido Comunista de Cuba y enfrentó, de forma directa, al tirano Machado, a quien bautizó como “asno con garras”.

Fue el alma de la Primera huelga política de la historia de Cuba, cuyo lema ¡ABAJO MACHADO! conmocionó las raíces del régimen dictatorial.

Viajó a la Unión Soviética para evadir el terror que se desató en su contra y, también, con el fin de curarse; en el sanatorio del Cáucaso, conoce la irreversibilidad de su mal y escribe a su esposa Asela: “(...) ¡Qué bueno, qué dulce debe ser morir asesinado por la burguesía! Se sufre menos, se acaba más pronto, se es útil a la agitación revolucionaria (…)”.

Convirtió el presentimiento en lírica: “Yo moriré prosaicamente, de cualquier cosa (¿el estómago, el hígado, la garganta, ¡el pulmón!?)…”.

En cartas de nostalgia a su “Chelé querida”: “¡Qué desesperado estoy por verte otra vez, por volver a tu lado, por sentirte latir entre mis brazos! (...) La primera vez que te alcé en mis brazos –nunca más orgullosos– me pareció que levantaba un cesto de flores (...) Yo soy tan tuyo como el día en que una fuerza irresistible acercó por primera vez mis labios a tu boca (…)”.

Del ansia de estar tan lejos de Cuba, en aquel “rincón lejano y ¡tranquilo! (...) sin hacer nada, quién sabe cuán inútilmente”, se sintió reconfortado por la visita de Asela en 1931; de la pasión de ese encuentro nació Rusela, su única hija.

Al regresar a la Patria El Trabajador y Bandera Roja publicaron sus artículos, que son cruzadas de la pluma por el ideal. Participó en el recibimiento de las cenizas de Mella y, ya muy próximo su fin, dirigió la Huelga General Revolucionaria que derrocó a Machado el 12 de agosto de 1933. Reclinado en su lecho de moribundo organizó el IV Congreso de la Unidad Sindical. La Patria perdió a un muy joven, brillante y consagrado hijo, el 16 de enero de 1934.

Asela Jiménez de Ayala, la esposa y compañera, escribió: “(…) Emanaba de él algo que infundía confianza, (…) exquisito, atento y cordial con todos...”.

Ejemplo a seguir para la juventud, dedicó sus energías y corta vida al combate por alcanzar la justicia social, sin descuidar al poeta, el amante; su verso llega hasta el corazón y conmueve el susurro de aquella voz imaginada, cada vez que leemos: “Puedes venir desnuda a mi fiesta de amor. Yo te vestiré de caricias...”

1 comentario:

  1. Rubén era un hombre maravilloso de quien da gusto escribir y su poesía llenaba el alma..

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