viernes, 5 de abril de 2013

¿Qué pasó con Víctor Mesa?


 Rafael Arzuaga
  Daniel Figueredo no está al tanto de cómo le va a Industriales en el Latinoamericano o acullá y posiblemente ni le importe demasiado si el equipo Cuba tuvo un merecido o justo quinto puesto en el III Clásico Mundial de Béisbol. Lo que sí tiene claro, y ha tenido a mal preocuparlo por estas fechas, es los preceptos sobre los que descansa —ha descansado siempre— el sistema deportivo cubano.
  Gimnasta en su niñez, amante del fútbol desde cuando en La Habana no se hablaba del Paris Saint Germain, el Chelsea o el Galatasaray, la pelota le interesa en marcados momentos del año, esto es, en los play offs, con la suerte azul en juego y, menos, a propósito del calendario de la selección nacional allende los mares.  
  Tanto así que ahora parece un fanatismo, un absurdo su ¿qué pasó con Víctor Mesa?, una pregunta en apariencias huera, sin querer respuesta, pero en realidad cargada de ironías e intertextos que, mucho más en la voz de un joven, perturban, laceran, agreden.       
  (La escena objeto de su preocupación es harto conocida. Desde la reanudación de la LII Serie Nacional las tertulias acerca de béisbol comienzan y terminan con el nombre del director de Matanzas y el team Cuba, y su protesta, su mediatizada expulsión en el primer partido de esta segunda fase, hasta en boca de los turistas está). 
  ¿Qué pasó con Víctor Mesa? Así, áspero por lacónico. Así, una, dos, tres veces al día. Nada fue mi respuesta, tranquila, imperturbable, el miércoles 27 de marzo y en muchas oportunidades siguientes. Nada fue mi respuesta, triste e impotente también, la víspera. Pasó una semana, a la que sucedieron otros cinco días, y nada pasó, agregué antes de susurrar, con tono sarcástico, él no tiene culpa alguna…, no hay que hacerle nada.
  Así le hablé con la intención de responder una socarronería a un sarcasmo. Así pienso yo, que puedo o no estar —y sí, estoy— en desacuerdo con la actitud del manager ante un fallo arbitral desprovisto de la advertencia que debió precederle. Así le hablé yo que, como usted, lector, puedo querer tal penitencia pero no decido.
  Lo que sí puedo —y a continuación expongo mi exigencia— es querer consecuencia, valentía, sinceridad, transparencia…, los preceptos sobre los que descansa —ha descansado siempre— el sistema deportivo cubano. Sí puedo reclamar todos esos valores para el proceder de la Comisión Nacional de Béisbol en este y todos los asuntos que le competen.
  Al preguntarme, Daniel Figueredo, sus amigos y otros vecinos no procuran mi opinión, tampoco, creo yo, quieren  aturdirme porque, en contra de muchos de sus criterios, siempre sostengo que algunos problemas de nuestra pelota trascienden la gestión de la Comisión Nacional.
  No. La interpreto cual cuestionamiento a la impasibilidad, la inacción de la Comisión, que hace mucho ya debió comparecer en los medios de difusión —están a disposición del pueblo y, encima, son considerados “familia de la pelota” por el propio director del béisbol Higinio Vélez—, debió dictar un edicto o suscribir un comunicado, debió dar la cara y definir, dejar en blanco y negro su posición acerca del despropósito que subvirtió el campeonato doméstico, tuvo daños colaterales (¿qué sino, fue la impasibilidad e inacción de los árbitros en la jornada siguiente?) y desató reacciones varias en toda Cuba.
   ¿Qué pasó con Víctor Mesa? es otro cuestionamiento acerca de la autoridad, el mando de la Comisión Nacional de Béisbol o la Federación, lo mismo es porque ambas tienen el mismo presidente.
  Y no sé por qué tanta insistencia. Debiéramos estar acostumbrados, la verdad. La forma en que se trató la exclusión de Metropolitanos y la aplicación de la actual e inefable estructura de la LII Serie, es un ejemplo ejemplar, como diría un humorista, de la falta a los preceptos sobre los que descansa —ha descansado siempre— el sistema deportivo cubano.  
  Al parecer, la Comisión o la Federación, sus directivos, digo yo, tienen claro que el silencio es el lenguaje que menos compromete.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Los comentarios son con democracia, cualquiera que visite el blog puede comentar, serán respetados los criterios y no se borrarán, solo no se admitirán palabras groseras y ofensivas.